ESTRUCTURAS QUE TIEMBLAN
- graduadxsenconstruccion
- 7 jun 2018
- 3 Min. de lectura

Por Arq. Vanesa Heisterborg
- El encuentro nacional de mujeres llevado a cabo en nuestra ciudad en 2016, fue el más masivo en sus 31 años de historia reuniendo a 90.000 mujeres.
- El paro internacional de mujeres del 8 de marzo de 2018 tuvo una adhesión de 52 países que hicieron visible el rol productivo de la mujer.
- Las consignas desde el “Ni Una Menos” al “Aborto Legal” marcan la agenda política y social argentina.
Nadie puede escapar al fenómeno: aun en el rechazo de lo modos, aun ante el rebrote y reacción machista que este contexto genera, es ineludible considerar al feminismo como un espacio de ciudadanía conformado por nuevas figuras: una nueva forma de producción política transversal que crea espacios de soberanía popular que se levantan contra el confinamiento y que albergan todas las diversidades que se desprenden de la categoría mujer (trans, lesbianas, homosexuales, infancias, mayores, diversas etnias, etc.). Si bien las luchas feministas han reivindicado los derechos de las mujeres desde hace décadas, 15 años atrás el feminismo no era una clave de identificación masiva. Hoy es evidente un enraizamiento del feminismo justamente porque permite nombrar una cantidad de consignas muy diversas que sacan su fuerza de la transversalidad del movimiento.
El contexto político hace que el movimiento feminista que nos convocó en 2015 bajo el lema “Ni Una Menos”, que para ese entonces nos aunaba contra la violencia machista y concretamente los femicidios, hoy nos halle frente a la consigna “Vivas, libres y desendeudadas”, entendiendo que las inequidades estructurales que sostienen la violencia machista no pueden considerarse por fuera de la responsabilidad del Estado.
En este sentido el movimiento de mujeres es hoy el movimiento político más fuerte de Argentina, consolidándose en las calles como nuevos sujetos sociales que reclaman nuevas agendas en busca de apropiarse de territorios.
El primer territorio en disputa es el cuerpo. El cuerpo femenino ha sido históricamente sujeto de juicios e instrucciones. La disputa compromete conceptos ancestrales, poniendo de manifiesto estructuras tan naturalizadas que parecen imposibles de deconstruir.
En cuanto al ámbito profesional no podemos dejar de ver que la violencia de género está completamente vinculada a la violencia económica. A pesar de las conquistas y avances continuos de las mujeres en los ámbitos laborales, persiste una estigmatización de la baja calificación femenina contraria a los datos de niveles de educación. A la vez se mantienen pre conceptos sobre las tareas asignadas a la mujer profesional. Del mismo modo es evidente (o estamos haciendo evidente) la invisibilización del trabajo de las mujeres puntualmente en nuestra disciplina: los nombres de las mujeres quedan relegados, en sus propios estudios, frente a los de sus pares varones.
En este sentido, y como parte del abanico de estrategias de resistencia que estamos desplegando las mujeres de esta nueva ola del feminismo caben dos acciones a destacar:
- La primera, inmediatamente vinculada al ámbito laboral, es ni más ni menos que el ya mencionado Paro Internacional de Mujeres. El mismo puso de manifiesto el vacío productivo del sector, reclamó por las condiciones salariales inferiores por causa de género y visibilizó la jornada laboral extendida debido a las tareas domésticas y de cuidado que cultural y arbitrariamente son asignadas a las mujeres.
- La segunda acción a destacar, ésta a nivel local, tiene que ver con extrapolar el debate emergente en la sociedad a los ámbitos académicos y en este sentido nuestra Facultad ha encarado la discusión en dos aspectos:
- por un lado la reciente aprobación del Procedimiento Interno para la atención de situaciones de violencia sexual y discriminación basada en el género, impulsado por todos los claustros y las autoridades de la gestión y encausado por una Secretaría de Derechos Humanos con total experticia y vocación para atender los temas implicados.
- Y por otro lado la creación y dictado de la asignatura Optativa “Mujer, arquitectura y ciudad” que establece un espacio para la crítica de la disciplina desde la perspectiva de género, poniendo en crisis la dimensión física, política y simbólica de la ciudad y el espacio público y sus características excluyentes. Por último, esta materia busca reivindicar la labor profesional de mujeres arquitectas que han sido invisibilizadas por lo que entendemos no es más que su condición de mujeres.
Al margen de celebrar las iniciativas mencionadas creo, a título personal, que si bien la Universidad Pública tiene la obligación de hacer propios estos debates y trasladar hacia sí los reclamos de violencia e inequidad presentes en la ciudadanía, todo lo que se haga hacia adentro está muy lejos de saldar las demandas.
Las luchas feministas se han vuelto, como mencionaba al principio, el eje del un reclamo popular que no puede conformarse con logros puntuales de unos pocos ubicados en lugares de poder. Debe pararse en la calle porque es allí donde se discute el futuro que aún no conocemos pero que tenemos que redibujar.
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